El síndrome de vómitos cíclicos (CVS, por sus siglas en inglés) es un trastorno raro que se caracteriza por episodios recurrentes similares de náuseas y vómitos intensos. Un episodio puede durar desde unas pocas horas hasta varios días y luego es seguido por un período de tiempo durante el cual las personas afectadas no presentan náuseas ni vómitos intensos. Este patrón alternante de enfermedad y períodos libres de enfermedad distingue el síndrome de vómitos cíclicos de otros trastornos similares. Además, en el síndrome de vómitos cíclicos, dentro de cada paciente los episodios son similares. Las náuseas y los vómitos asociados pueden ser lo suficientemente graves como para ser incapacitantes (p. ej., es posible que las personas no puedan caminar o hablar y/o estar postradas en cama). Síntomas adicionales que a menudo están presentes durante un episodio incluyen mareos, palidez de la piel (palidez), falta de energía (letargo), dolor abdominal y dolores de cabeza. A menudo, las náuseas son el síntoma más perturbador y los vómitos son poco frecuentes. En algunos casos, a medida que los niños crecen, pueden superar estos episodios, aunque muchos de estos niños eventualmente desarrollan migrañas. El síndrome de vómitos cíclicos puede afectar a los niños con más frecuencia que a los adultos. Se desconoce la causa exacta del síndrome de vómitos cíclicos.

Los signos y síntomas durante un episodio de vómitos pueden incluir:

• Dolor abdominal
• Diarrea
• Mareo
• Sensibilidad a la luz
• Dolor de cabeza
• Arcadas o arcadas

Se desconoce la causa subyacente del síndrome de vómitos cíclicos. Algunas causas posibles incluyen genes, dificultades digestivas, problemas del sistema nervioso y desequilibrios hormonales. Los ataques específicos de vómitos pueden ser provocados por:

• Resfriados, alergias o problemas de sinusitis.
• Estrés emocional o excitación, especialmente en los niños
• Ansiedad o ataques de pánico, especialmente en adultos
• Ciertos alimentos y bebidas, como el alcohol, la cafeína, el chocolate o el queso
• Comer en exceso, comer justo antes de acostarse o ayunar
• Clima caliente
• Agotamiento físico
• hacer demasiado ejercicio
• Menstruación
• Cinetosis

Identificar los desencadenantes de los episodios de vómitos puede ayudar a controlar el síndrome de vómitos cíclicos.

No hay cura para el síndrome de vómitos cíclicos, aunque muchos niños ya no tienen episodios de vómitos cuando llegan a la edad adulta. Para aquellos que experimentan un episodio de vómitos cíclicos, el tratamiento se enfoca en controlar los signos y síntomas.

La relación entre las migrañas y el síndrome de vómitos cíclicos no está clara. Pero muchos niños con síndrome de vómitos cíclicos tienen antecedentes familiares de migrañas o tienen migrañas cuando crecen. En adultos, el síndrome de vómitos cíclicos también se asocia con antecedentes personales o familiares de migrañas.

El uso crónico de marihuana (Cannabis sativa) también se ha asociado con el síndrome de vómitos cíclicos porque algunas personas usan marihuana para aliviar las náuseas. Sin embargo, el consumo crónico de marihuana puede conducir a una afección llamada síndrome de hiperémesis cannábica, que generalmente provoca vómitos persistentes sin períodos intermedios normales. Las personas con este síndrome a menudo muestran comportamientos de ducharse o bañarse con frecuencia.

El síndrome de hiperemesis por cannabis se puede confundir con el síndrome de vómitos cíclicos. Para descartar el síndrome de hiperemesis por cannabis, debe dejar de consumir marihuana durante al menos una o dos semanas para ver si disminuyen los vómitos. Si no es así, su médico continuará realizando pruebas para detectar el síndrome de vómitos cíclicos.

Se le puede recetar a usted o a su hijo:

• Medicamentos contra las náuseas
• Medicamentos para aliviar el dolor
• Medicamentos que suprimen el ácido estomacal
• antidepresivos
• Medicamentos anticonvulsivos

Los mismos tipos de medicamentos que se usan para las migrañas a veces pueden ayudar a detener o incluso prevenir los episodios de vómitos cíclicos. Estos medicamentos pueden recomendarse para personas cuyos episodios son frecuentes y duraderos, o para personas con antecedentes familiares de migraña.

Es posible que sea necesario administrar líquidos por vía intravenosa para prevenir la deshidratación. El tratamiento se individualiza en función de la gravedad y duración de los síntomas, así como de la presencia de complicaciones.